Museo Nacional de Bellas Artes

El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) es uno de los principales centros de difusión de las artes visuales en Chile. Fundado el 18 de septiembre de 1880 bajo el nombre de Museo Nacional de Pinturas, es el primer museo de arte en Latinoamérica. Desde 1910 ocupa en Santiago Centro un edificio ubicado en el parque Forestal, el palacio de Bellas Artes, obra del arquitecto franco-chileno Emile Jéquier construido en conmemoración del centenario del país y declarado Monumento Histórico en 1976.

El museo posee un patrimonio artístico compuesto por más de 3000 piezas, adquiridas por medio de compras, donaciones y premios de salones oficiales; tiene la principal selección de escultura chilena y la segunda de pintura nacional más completa del país después de la Casa del Arte o Pinacoteca de la Universidad de Concepción. Las obras abarcan la producción artística nacional desde la época colonial; además, conserva núcleos de arte universal, destacando sus colecciones de pinturas españolas, flamencas e italianas, su colección de kakemonos y grabados, sus colecciones de dibujos y fotografías, y un conjunto de esculturas africanas.

Tiene una biblioteca especializada en artes visuales que cuenta con aproximadamente 100.000 volúmenes, realiza exposiciones temporales e itinerantes, mantiene un programa educativo, con talleres, cursos y visitas guiadas, y produce material informativo.

A mediados del siglo XIX, se observó en Chile la consolidación de un periodo de gran efervescencia cultural, producto de una serie de políticas gubernamentales que formaban parte de un proyecto republicano de nación, con miras a crear, desarrollar y difundir la cultura, las ciencias y las artes en el país. Este proceso histórico dio lugar a la fundación de instituciones como la Universidad de Chile (1842), la Academia de Pintura (1849) y el Conservatorio Nacional de Música (1850). El nacimiento de la Academia de Pintura, en particular, hizo urgente la creación de espacios adecuados para conservar y exponer las obras de arte que componían su colección. Además, los directores de la academia, como Alejandro Ciccarelli, Ernesto Kirchbach y Juan Mochi, estaban obligados, por contrato, a producir y donar a la institución cierta cantidad de obras al final de cada gestión.

Paralelamente al crecimiento de la colección de la academia, otros acontecimientos contribuyeron a la formación de un entorno favorable para crear un museo de arte en el país. Uno fue la Sociedad Artística, fundada por Pedro Lira y Luis Dávila Larraín en 1867, nacida con el objetivo de promover la producción pictórica y escultórica nacional que, tras cambiar su nombre a Unión Artística, construyó un edificio propio para albergar exposiciones anuales: el Partenón de la Quinta Normal, hoy sede del Museo de Ciencia y Tecnología. Otro, la primera exposición oficial, organizada por Benjamín Vicuña Mackenna en el Mercado Central, en la que participaron algunos miembros de la Academia de Pintura, como Antonio Smith, Manuel Antonio Caro, Cosme San Martín, Onofre Jarpa y Alberto Orrego Luco.

En noviembre de 1879, el escultor José Miguel Blanco publicó un artículo en la Revista Chilena, dirigida entonces por Diego Barros Arana y Miguel Luis Amunátegui, donde proponía establecer un museo de bellas artes, en la línea de los existentes en Europa. Con el apoyo del general Marcos Segundo Maturana, Blanco logró atraer el interés del gobierno chileno, que, por decreto del entonces ministro de Justicia e Instrucción Pública, Manuel García de la Huerta, designó una comisión —integrada por Maturana, Blanco y Juan Mochi— para crear el museo al año siguiente.

 Diseñado por el arquitecto franco-chileno Emile Jecquier, en colaboración con Mauricio Aubert y Enrique Grossin, el palacio de Bellas Artes es la sede del museo desde su inauguración en 1910. Sigue un estilo neoclásico, con detalles de art nouveau y estructuras metálicas, influencia de la arquitectura difundida durante el siglo XIX. La fachada y la organización interna del edificio están inspiradas en el estilo arquitectónico del Petit-Palais de París.

El edificio cuenta con un eje central marcado por la puerta de entrada y la escalera del hall central, que conduce al piso superior. El hall es el espacio más importante del edificio, distribuyendo y ordenando la libre circulación de los visitantes. Concebido como un “invernadero” con el fin de permitir la entrada de la luz natural, está coronado por una gran cúpula de cristal, con una estructura de metal importada de Bélgica, cuyo peso es de 115 toneladas. Sobre el balcón del segundo piso, hay un altorrelieve que representa a dos ángeles que sostienen un escudo. Dos cariátides talladas por Antonio Coll y Pi decoran también el balcón.

En la fachada principal, el altorrelieve del frontón quedó a cargo del escultor Guillermo Córdova, siguiendo el tema propuesto por Jecquier, es decir, una alegoría a las Bellas Artes. El friso se encuentra decorado por medallones de mosaico cerámico, representando diversos arquitectos, pintores y escultores de gran relevancia para el arte universal. En el espacio entre las columnas empotradas, el arquitrabe y el chaflán decorativo, en ambos lados, hay un niño que sostiene palmas y ramas de laurel. En el frontis del edificio se encuentra una réplica de la escultura Unidos en la Gloria y en la Muerte, de Rebeca Matte, la cual fue donada por su marido en 1930 tras la muerte de la escultora. La obra retrata a dos personajes de la mitología griega, Ícaro y Dédalo.