Edificio Ariztía

El primer “rascacielos” de Santiago

Paso obligado de cualquier santiaguino que se desplace por el metro universidad de chile, específicamente por el centro histórico y el tradicional barrio la bolsa, son la confluencia de las calles Nueva York y La Bolsa, lugar en donde se encuentra ubicado el primer rascacielos que tuvo Santiago, el famoso y “foteable” Edificio Ariztia. Este gigante amarillo inaugurado en el año 1921, nos recuerda la vida ajetreada de New York, ya que fue concedido para romper con la hegemonía del “tablero de ajedrez”, las tradicionales manzanas cuadradas coloniales.

Su diseño fue encargado al arquitecto y maestro de “Historia de la arquitectura” en las universidades Católica y Chile (1952-1955), el crack chileno Alberto Cruz Montt, quien acepto el trabajo financiado por el empresario y político de esos años Rafael Ariztía, quien pensó el proyecto para alojar las oficinas más top del Santiago de los 20.

Dato curioso, este edificio no debe confundirse con el Palacio Ariztía, creado años antes por Cruz y que se encuentra ubicado en la Alameda #1642, frente al Monumento a los 77 Héroes de La Concepción comandados por Carrera Pinto.

El Barrio de La Bolsa surgió a partir del loteo y venta de los antiguos terrenos del Convento de las Agustinas (fundado en 1576) que primero se dividió en dos para abrir la calle Moneda hacia el oriente en 1852, construyéndose en la mitad sur la actual Iglesia de las Agustinas (1871) y el resto de la cuadra se dividió en 1907 cuando las monjas decidieron mudar el convento hacia la Avenida Vicuña Mackenna creando la forma de “Y” para lotear mejor el terreno hacia la Alameda.

La ingeniería estuvo a cargo de la constructora Franke, Jullian y Cia. Tiene 7 plantas en su cuerpo central más una placa comercial doble y un torreón abalconado de dos pisos culminado en un chapitel amansardado en el ochavo, elemento el cual remata la esquina.

Tuvo el primer ascensor para un edificio de oficinas y calefacción central a vapor. La primera desgracia suicida cometida en el edificio, fue la de un zapatero llamado Miguel Lillo Ulloa, quien, abatido por problemas económicos, se lanzó al vacío un 24 de diciembre de 1928. Uno de los mayordomos que más tiempo ejerció en este Monumento Nacional fue Don José Rafael Manzo Soto (estuvo 20 años, y vivió con su familia hasta mediados de 2002 en la terraza del edificio). Falleció en marzo del año 2008 a la edad de 78 años.